En otoño del año 2.016
un equipo de arqueólogos dirigido por Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández
Ortea desarrolló una prospección arqueológica intensiva y geotécnica del cerro
de la Virgen de la Muela, ubicado en la localidad de Driebes (Guadalajara) en
la comarca de la Alcarria Baja. Para este propósito se configuró un equipo
multidisciplinar formado por los doctores y arqueólogos profesionales Jerónimo Sánchez Velasco, David
Álvarez Jiménez y Saúl Martín González y los profesionales del CAI de
Arqueometría y Análisis Arqueológico en colaboración con el Departamento de
Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I (Sección departamental de
Astronomía y Geodesia), de la Facultad de Matemáticas de la UCM. Las
prospecciones fueron financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha, así como por el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de amigos del
Museo de Guadalajara, destacando la amabilidad de los dueños del terreno que
permitieron el desarrollo de esta investigación.
Los
arqueólogos eran conocedores de las posibilidades que aportaba la investigación
en el lugar puesto que en 1.945 durante
la construcción del canal de Estremera, fue localizado a los pies de este cerro
un tesorillo de plata, con un peso total de 13,8 Kg. distribuidos en 1.480
fragmentos que incluía: tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas,
torques, fíbulas, y monedas. El tesoro está datado a finales del siglo III a.C.
y se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional. En este lugar se
habían realizado prospecciones en la década de los años 80 del pasado siglo por
parte de los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal, que ya
indicaron que se trataba de un importante yacimiento romano y que posiblemente
fuera la antigua Caraca.
La metodología de
trabajo comenzó con la consulta de bibliografía, cartografía y fotografía
histórica, así como un rastreo de la toponimia. Los trabajos de campo, se desarrollaron
en dos fases. En la primera, el equipo de arqueólogos posicionados a intervalos
regulares recogió materiales arqueológicos en la superficie y los
georreferenciaron (fundamentalmente cerámica, pero también fragmentos de estuco
con restos de pinturas murales). En la segunda fase se utilizó un georrádar 3D
con antena multicanal con una frecuencia de 600 MHz, para llegar a una
profundidad de entre 0 m y 1/1,5 metros en una superficie de 1 hectárea. También
se realizó un vuelo de dron con el fin de realizar la topografía del terreno.
Las dos fases fueron complementarias, pues una daba sentido a la información
aportada por la otra. Se esperaba un buen resultado, aunque lo obtenido con
estas técnicas no invasivas superó las expectativas tal y como se advierte en
las publicaciones científicas que han redactado y se encuentran en prensa.
Los resultados no
pudieron ser más esclarecedores pues se pudo confirmar en el plano la presencia
de una ciudad romana con su urbanismo propio. A través del georrádar se observa con
claridad una ciudad romana, con sus espacios públicos, incluido un foro
porticado, su Cardo y Decumano, es decir, sus avenidas principales,
posiblemente un macellum o mercado y
unas termas además de una tupida malla de insulae o manzanas de viviendas que, además,
parecen solaparse en diversas fases cronológicas de un yacimiento. Por otro
lado es posible que la ermita de la Virgen de la Muela, patrona de Driebes,
erigida en el siglo XVI y que aún pervive en estado ruinoso, se superponga a un
antiguo templo en el centro del yacimiento. Los arqueólogos señalan que el
nombre de la ciudad fue Caraca, que
aparece citada en las fuentes clásicas.
Los materiales
cerámicos recuperados por los arqueólogos, permiten saber cuánto tiempo
permaneció ocupado el cerro. Los restos más antiguos son del Final de la Edad
de Bronce, es decir de los comienzos del primer milenio antes de Cristo,
posteriormente el yacimiento continuó ocupado y los carpetanos lo convirtieron
en un poblado de grandes dimensiones que controlaba la fértil vega del Tajo.
Tras la conquista romana el lugar continuó habitado y llegó a convertirse en
una ciudad que alcanzaría, a la vista de los recientes descubrimientos, la categoría
de Municipio que continuó habitado hasta el siglo II d.C.
Otro elemento que
ratifica la existencia de un municipio romano es la presencia de un acueducto
inédito que medía 3 km, del que los arqueólogos localizaron 112 metros de
canalización de opus caementicium (el
hormigón romano) conservada. El acueducto, tiene idénticas características al
de Segobriga, y tuvo su cabecera en
el manantial de Lucos, también situado en Driebes, un nombre que deriva de
latín Lucus y que significa “bosque
sagrado”. La construcción de éste tipo de obras iba en consonancia con la
monumentalización de las urbes con estatus municipal. Para cerrar el círculo,
también fueron identificados sillares de grandes dimensiones con decoración
almohadillada, pertenecientes sin lugar a dudas a edificios públicos y restos
de la vía romana que uniría a ésta ciudad con Segobriga y Complutum, la
llamada vía Complutum-Carthago Nova.
Así este equipo de
investigación ha constatado la existencia de un núcleo urbano: Caraca, una ciudad sobre cuya
localización ha corrido mucha tinta desde los tiempos de los grandes eruditos
del humanismo hasta nuestros días. Aunque algunos autores han considerado que
este yacimiento antiguo se corresponde con otras poblaciones como Taracena o
Carabaña, la situación geográfica de este cerro encaja perfectamente con la
información ofrecida por Ptolomeo y, en especial, el itinerario tardorromano
del Anónimo de Rávena que localizaba a Caraca
entre las ciudades de Segóbriga (Saelices, Cuenca) y Complutum (Alcalá de Henares) en una calzada que conectaba esta
última urbe con Carthago Nova
(Cartagena), uno de los puertos más importantes de Hispania. Esta vía parece haberse fundamentado principalmente en la
explotación y transporte de una de las principales exportaciones que el
interior hispánico ofrecía al Imperio Romano, el espejuelo o lapis specularis, un mineral
transparente emparentado con el yeso usado
en las ventanas romanas que, finalmente entró en crisis con la difusión del
vidrio en el siglo II d.C., lo cual está posiblemente en relación con el final
de la ciudad. También fue importante en este núcleo urbano la explotación de la
fértil vega del Tajo y el esparto, planta herbácea que tuvo múltiples usos en
la Antigüedad.
Sin embargo, para
terminar de confirmar las hipótesis planteadas desde un inicio y los hallazgos
constatados con las nuevas tecnologías, resulta necesario dar el siguiente paso.
De este modo es la intención de los arqueólogos continuar en este año los
trabajos arqueológicos en el lugar con el objeto de conocer más detalles de
este yacimiento excepcional para el conocimiento de la presencia romana en el
interior de Hispania. Asimismo, el
hallazgo de una nueva ciudad romana supone una oportunidad no sólo para el
conocimiento científico, sino también para el desarrollo sociocultural y
económico de la comarca de la Alcarria y por ende, de la provincia de Guadalajara.
Las
personas que deseen conocer más detalles acerca de este descubrimiento pueden acudir a la conferencia en la que los arqueólogos
presentarán los resultados de la investigación en el Museo de Guadalajara el
Jueves 9 de Marzo a la 19: 30 horas (Plaza de los Caídos, s/n).
-Sr. Pedro Rincón Arce. Alcalde de Driebes: "En Driebes hay una gran ilusión y expectación por el proyecto
arqueológico pues de siempre se ha dicho que ahí existían restos arqueológicos.
Así mismo queremos agradecer la colaboración de los dueños del terreno en el
desarrollo del proyecto de investigación".
-Sra. Teresa Sagardoy Fidalgo. Arqueóloga, Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha: "Uno de los
hallazgos arqueológicos más relevantes de los últimos años en Guadalajara".
-Sr. Fernando Aguado Díaz, director del Museo de Guadalajara: “La solidez de los planteamientos del
proyecto que nos presentó el equipo de investigación encabezado por Emilio Gamo
y Javier Fernández nos llevó a apoyarles desde el primer momento desde la
Asociación de Amigos de Guadalajara. Aun estando en una fase inicial de la
investigación, los datos que arroja la prospección geofísica suponen ya dar un
vuelco al conocimiento que se tenía hasta ahora de la presencia romana en
nuestra provincia y viene a completar el mapa de la organización territorial de
Hispania. Solo hemos de esperar a los resultados de las excavaciones para poder
ir completando las colecciones de época romana de nuestro Museo e ilustrar con
ellos un discurso expositivo que haga más comprensible esta etapa cultural”.
-Dra. Teresa Chapa Brunet. Catedrática de Prehistoria. Directora del CAI
de Arqueometría y Análisis Arqueológico. Universidad Complutense de Madrid: “Los métodos geofísicos son en la actualidad
recursos imprescindibles tanto para la investigación como para la gestión del
Patrimonio Arqueológico. El desarrollo de herramientas como el Georrádar 3D
permite detectar con gran precisión estructuras que han quedado enterradas y
resultan invisibles en superficie. Esto es lo que ocurre en el yacimiento de
Driebes, donde bajo un campo arado pueden "verse" plazas, calles y
casas de época romana. Con esta información, la actividad arqueológica puede
fijar sus objetivos con eficacia, tanto para realizar excavaciones como para
controlar la conservación de unos restos que de otro modo correrían el peligro
de desaparecer”.
-Dra. Mª Luisa Cerdeño, profesora titular del Departamento de Prehistoria
de la Universidad Complutense de Madrid: “Hay
que resaltar la importancia del descubrimiento de este nuevo yacimiento, casi
intacto, porque puede proporcionar una valiosa información sobre el momento de
contacto de las poblaciones indígenas carpetanas y los conquistadores romanos y
sobre su posterior desarrollo cultural. El interés del yacimiento radica en que
documenta una amplia secuencia cultural que abarca desde los primeros ocupantes
del cerro durante el final de la Edad del Bronce, el posterior desarrollo de
los carpetanos durante la Edad del Hierro y, como hemos dicho, su proceso de
romanización e integración en la órbita política, económica y cultural de Roma
según demuestra la gran ciudad que pervivió hasta finales del siglo II d.C.”.
EQUIPO
ARQUEOLÓGICO-PROYECTO DRIEBES